2/04/2019

Nuevas publicaciones 05/02/2019 (I) “¿Y la novia?” y (II) “Batea”


(I)


¿Y la novia?


Muchos han sido los episodios
en los que el final ha sido abierto,
de todos soy el culpable, lo cual “odio”,
desprecio, repudio, aborrezco, detesto.

La timidez, la idea del “qué dirán”,
el temor al rechazo, al escarnio,
al menosprecio, el dudar en vez de actuar
y lanzarme sin arnés desde el andamio.

Caras bonitas y cuerpos de guitarra,
ojos deslumbrantes y voces seductoras,
gatas salvajes o dóciles, pero con garras,
que pude conocer aprovechada la hora.

Tantos trenes he visto pasar tranquilo,
seguro con un destino distinto al final,
con las emociones siempre en vilo
de cuál habría sido mejor tomar, el ideal.

Muy a pesar de estar en el cuarto piso,
sigo dando pasos con extremada cautela,
sin hacer a los detalles caso omiso
y recordando los consejos de las Abuelas.

Y sigue vigente
la pregunta imprudente
que me hacía toda la gente
desde que tenía veinte:

¿Y la novia?




(II)


Batea


Tan confortante que es compartir los bienes,
hacer obras de caridad, donaciones,
reconocer que todo lo que tienes,
lo que sabes y lo que haces son bendiciones. 

Tan sencillo que es dar los buenos días,
las buenas tardes, las buenas noches,
decir por favor, gracias, pregonar alegría,
ser positivos y sonreír en derroche.

Tan bonito que es decir te amo, te quiero,
te respeto, te deseo, te extraño, te admiro, 
te recuerdo, te pienso, te espero
a un familiar, a su pareja, a un amigo.

Tan sano que es caminar, trotar, correr,
tomar agua, tener una dieta balanceada,
dormir, tomar el sol, bailar, cantar, leer,
ducharse con agua caliente o templada.

Tan bueno que es ser fieles, obedientes,
honestos, sinceros, justos, empáticos,
disciplinados, útiles, transparentes,
responsables, comprensivos, simpáticos.

Si otros y yo podemos, ¿por qué tú no?
¿Por qué tienes que ser tan, pero tan,
pero tan, pero tan, pero tan cabrón
para no lavar ni tu malvada batea prestar?





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