Nueva publicación 18/08/2015 "Ahora"

"Ahora"

«Y te pienso, a cada instante te pienso»
Franco de Vita - Y te pienso

El estreno de cada recuerdo

despierta a la absorta memoria,

son los días la materia prima

para construir futuras glorias.

El canto del gallo, la gota de rocío,

el rayito de luz filtrado en la cortina,

el olor de las arepas y el cafecito,

los automóviles y sus bocinas.

El deber llama, pero antes la ducha

porque si algo es bien saludable

es la buena higiene del cuerpo

para que mal de nos nadie hable.

Sin darle espacio a la pereza

y con buen gusto en la escogencia

el atuendo bien ha de combinarse

aunque no se viva de apariencias.

Lentes de felicidad, frente en alto,

mente positiva, actitud ganadora,

con una sonrisa de oreja a oreja

y listos para enfrentarse al ahora.

Nueva publicación 11/08/2015 "La herida"

"La herida"

«Yo tenía una luz que a mí me alumbraba» Aguinaldo navideño.

Suspiros disfrazados de nostalgia

lo perforan entre espalda y pecho,

misma herida causa de la hemorragia,

«ya lo pasado, pasado». Es un hecho.

Soliloquio habitual lo aborda en pleno

salen voces de un inconsciente vacío

ahora el umbral desolado luce lleno, 

iluminado, borroso, energizante, frío.

Se habla a sí mismo en tono elevado,

sin imponerse un orden napoleónico,

acuse de varios actos deliberados

en un desvelo razonado y maratónico.

¿Qué? ¿Por qué? ¿Cómo? ¿Cuándo?

Una a una, responde sus preguntas,

en tanto las dudas va aclarando

lágrimas y enojo, en uno, se juntan.

Se acortan muros, se cierran puertas,

se apagan las luces, toca la pared:

―No estoy solo y esta es la muestra.

Todos voltean, pero nadie a él lo ve.

Pasada la tormenta llega la calma,

su cuerpo lo sabe y bien lo agradece;

remolino de emociones en el alma

de quien ahora sí es lo que parece.

Nueva publicación 04/08/2015 "Acentos, puntos y comas"

"Acentos, puntos y comas"


Mientras las sombras hacen parecer útil al sol,
se posan en caída libre esos recuerdos de ti,
arden todas y cada una de las heridas en mí
que hace rato se ocultaban tras un simple adiós.

«Palabras más, palabras menos»... corta frase,
que con volumen exacto en mis tímpanos rebotaron
la burbuja de la relación perfecta reventaron
adelantando en el libro el ya supuesto desenlace.

La puerta no era tan ancha y nada recto el camino
por donde debí marcharme sin atrás poder mirar
a medida que, entre dolor y pena, debía aceptar 
que no fue mi elección compartir nuestros destinos.

«No hay peor ciego que el que no quiere ver» decía
mientras el sueño de la felicidad plena reinaba,
sin muestra alguna de decencia me engañaba
y las palabras de verdadero amor a otros le vendía.

Desatino en el azar de la elección del enamorado
que a ciegas tantea su futuro sumido en el presente
olvidando que aún vivo «todo muerto tiene doliente»
y acarrea per se su oscuro lastre del pasado.

La excepción fui de la regla, de su ley, de sus normas,
un simple juego de normalidad ante ojos de terceros,
pues la realidad golpea fuerte al que al amor sincero
apuesta sin ponerle acentos, puntos y comas.