7/09/2019

Nuevas publicaciones 07/09/2019 (I) “La llave y la cerradura” y (II) “No será uno”


(I)


La llave y la cerradura


El Negro tiene la llave
y Elena la cerradura.
Ella lo que él quiere sabe,
pero se mantiene dura.

Siempre la pasea en su nave
con elegancia, sin premura,
tanta emoción en su ser no cabe
ante semejante hermosura.

Ella le toca la clave
y se la baila con dulzura,
de su sensualidad hace alarde
moviéndole la cintura.

Él quiere pulir su sable
y que Elena le eche pintura,
pero ella no presta el balde
que usa para su tintura.

Ojalá El Negro le hable
con suficiente ternura
para que Elena agarre la llave
y abra su cerradura.

Espero que Dios los salve
y les dé toda la cordura
para que los dos se bailen
hasta la cristiana sepultura.




(II)


No será uno


Quizás esté bien equivocado
por lo mucho que estoy arriesgando,
pero en esta aventura me he embarcado,
desde hoy y quién sabe hasta cuando.

Es mi cruzada, mi expedición, mi travesía,
la emprenderé solo, por el momento,
y quizás en el camino encuentre compañía
para compartir este hermoso sentimiento.

Dejaré todo atrás,
volveré a empezar de cero
para, con el favor de Dios y la Virgen, alcanzar
todo lo que hay y habrá entre tierra y cielo.

Me alegro por quien ha reído de mis fracasos,
bien por el que espera que se repita la historia,
más el que se alegre por mis buenos actos
contará conmigo cuando alcance la gloria.

Ahora repite esto junto conmigo:
—No será uno, ni dos, ni tres,
tampoco cuatro y mucho menos cinco,
quizás sean seis, pero seguro ganarás diez.



7/02/2019

Nuevas publicaciones 07/02/2019 (I) “Tu verdad” y (II) “La famosa”


(I)


Tu verdad


Aunque hoy camino al ritmo
que sale de los audífonos blancos
no sigo siendo el mismo
que atacaste por todos los flancos.

Llevaba heridas de tu guerra,
la que libraste sin cuartel,
pues soy de los que a la vida se aferra
cuando tiene todas las de perder.

Me libré de todo aquello que fue malo
y de las cargas que llevaba a cuesta,
en el proceso casi resbalo
y vuelvo a ti sin darme cuenta.

Tuve que detenerme y decir “¡basta!”
a tus recurrentes y constantes abusos,
nada de lo que me quitaste me hace falta,
mi mente está libre de pensamientos confusos.

Por eso doy gracias a mi Dios Todopoderoso,
que me cuidó, me cuida y me cuidará.
Que mi Padre celestial, misericordioso,
te conceda el perdón, él... que sabe tu verdad.



(II)


La famosa


El tiempo se me pasa en cada bocanada.
Para ti son “buenos aires” y yo en total asfixia.
La separación necesaria, más que justificada.
Distancia real para ti, pero para mí ficticia.

Muriendo de ganas por hacerte entender
que nuestras ideas y sentimientos son semejantes,
que tergiverso mi sentir sin querer ser
el mismo necio que conociste antes.

Pero qué bien verte tan bonita,
rejuvenecida, alegre, sonriente, fresca.
Después de tenerte tan cerquita
hoy te veo, pero no de cerca.

Y si nos tocara hablar seguro me distraigo
con tus ojos brillantes, con tu piel sedosa,
con tus atractivos labios, con tu cabello largo,
con tu olor a gloria y con tu carita hermosa.

Perdería el norte del mensaje,
de los motivos que nos separan,
el porqué de este viraje
de la vida y lo que el destino nos depara.

No voy a regodearme de lo que hice por ti,
porque a fin de cuentas todo fue por amarte.
Hoy solo me resigno a que seas muy feliz
aunque el precio a pagar sea alejarme y dejarte.

Mas sé que nada de eso te interesa,
que ya no significo algo en tu existencia,
que son solo mis errores los que pesan
y que muy tarde tomé de ellos conciencia.

Hoy me mides con tu corta vara
y muy mal quedo parado al final.
Qué tristeza que aún viendo tu peor cara
mi mayor anhelo sea a tu lado continuar.