11/06/2018

Nuevas publicaciones 06/11/2018 (I) “La lista” y (II) “Alma pura”


(I)


La lista


Perdí la cuenta de minutos, horas, días,
de palabras, frases, conversas, poemas,
de mensajes y llamadas que en sintonía
nos dimos para compartir y superar penas.

Supongo te pasó igual que a mí
pues no somos nada diferentes
salvo en aquellas cosas que porque sí 
hacen al hombre tonto y a la mujer inteligente.

Aunque en eso tampoco somos distintos
porque tenemos un poco de todo:
sentimientos, esperanza, fe, instinto,
empatía, ingenuidad y locura sin acomodo.

Una que otra cosa en común en gustos,
otras cuantas coincidencias en vivencias,
bastantes diferencias en los disgustos
que nos han causado las experiencias.

Pero siempre supimos igualar el nivel,
ese donde no hay estatura ni delgadez,
se hacen uno la mente, el alma, la piel
y llegamos al éxtasis sin rapidez.

Eso nos separó del resto
y también de nosotros mismos,
ninguno estuvo dispuesto
a saltar juntos al abismo.

Preferimos caminar por el precipicio,
deslumbrarnos con su imponente vista,
nunca darle fin al principio
de ser los primeros y últimos de la lista.






(II)


Alma pura


Monólogo silente en espacios abiertos,
testigos presenciales totalmente absortos,
confesiones y reclamos directos
a quien toda su vida ha vivido por otros.

Ni el espejo es suficiente para mostrar
las distintas caras que ha usado
con la sola intención de ocultar
todas las equivocaciones de su pasado.

Hoy tiene el “sartén por el mango”,
el viento está soplando a su favor,
ojalá no llueva y se haga fango
el terreno donde apostó a ganador.

Muy a pesar de todas las vicisitudes
ha alcanzado subir firme cada peldaño
en conjunción con buenas actitudes
hacia los que son propios y los extraños.

Atento y con buenos modales y maneras,
diligente y siempre presto a colaborar,
resultó ser lo que otros no creían que era
cuando a primera vista le osaron juzgar.

Ya no es el color de la piel ni la estatura,
ahora son los méritos que ha alcanzado
los que le brindan tamaña envergadura
entre aquellos de los que está rodeado.

Logró sin querer lo que siempre anhelaba
y todo sin darse apenas cuenta,
solo mientras de manera correcta obraba
ante Dios con el alma pura y abierta.




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