4/07/2015

Nueva publicación 07/04/2015 "¡Anda!"



¡Anda!


"El que no sabe es como el que no ve". Cultura popular.


No redactaré un evangelio 
para adular tu singular belleza,
haré como doliente en sepelio
cuando da sus condolencias.

Seré breve e iré al grano
para decirte lo que pierdo,
lo que quiero y lo que gano
sin caer en el desespero.

Quizás no capte tu atención 
por pecar tanto al ser sincero
pero nada logra sin acción
hasta el más genuino trapacero.

Puede que pierda el aliento,
la compostura, la confianza,
pero no la oportunidad, el momento,
de acortar nuestra distancia.

Permíteme acercarme, un tanto,
solo hablaré, si eso quieres,
regálame de tu tiempo un rato,
nada ganas, nada pierdes.

Deja a tus lindos ojos
admirar de cerca lo que ofrezco,
y tus párpados en remojo
estarán, si es que te merezco.

Percibe mi aliento cerca de ti,
de tus labios, de tus mejillas,
de tus cabellos, de tu nariz,
de tus muslos, tus pantorrillas.

Ven, roza mis labios delgados,
pero antes, esboza tu sonrisa.
Nunca tan cerca hemos estado.
Hazlo lento, despacio, sin prisa.

¡Anda! Que tus manos toquen
la carne que tanto te desea
y permite que se desboquen
tus más lujuriosas ideas.

Ya no sonríes sino que te sonrojas.
¿Ves lo que he ganado?
¡Te saqué de tu congoja
sin siquiera haberte tocado!

Y cuánto más te haré
si apartas tus reservas,
ya despierto no soñaré
ser el león de tu selva,
tú de mi vida la dueña,
tantos temores a vencer
mientras dejamos huella
juntos, y como "Uno" crecer.



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