(I)
Y
«Tú y yo
la flor y la fábula...»
Emmanuel - Tú y yo
Para empezar este poema quiero
aclarar que no tiene una sola musa
y quizás sea la perfecta excusa
para quitar de mi marcador el cero.
Te escribo a ti "amor a primera vista"
que mi aliento robaste al instante,
un capítulo inesperado, fascinante,
siempre encabezarás mi lista.
No menos estarás tú "primer amor",
trazo primigenio de todo cuento,
el más noble y genuino sentimiento
que le aportó a un frío cuerpo su calor.
Y el "amor de colegio", el inocente,
de cartas y notas en cuadernos
y el juramento de "forever", eterno,
el único al que nunca se le miente.
El dolor del "amor imposible"
en el que las barreras fueron altas
más allá de las carencias, las faltas
para superarlas y ser invencibles.
¿Qué del "amor no correspondido"?
La otra mano para lavar mi cara,
no suficiente mi medida en su vara
y así darme al final por vencido.
Sabroso el "amor prohibido", ¿no?
Que nada se sepa, sin preguntas,
hacer valer el momento, la junta,
que no importen otros, solo dos.
Pero en el "amor compartido"
siempre hay un tercero presente,
que quizás no sabe pero lo siente
y prefiere hacerse el desentendido.
Nuestro "amor platónico" grita alto,
quiere dejar de serlo y concretarse,
de una vez por todas materializarse
y escaparse del idílico encanto.
Siempre anónimo el "amor secreto"
y así lo mantengo por respeto,
algo de dignidad a los cuatro vientos
para tu bien y el mío... ¡Perfecto!
Es que no hay un único amor,
cada uno mejor que el otro a la vez
que descubres con sensatez
que es mejor la "y" que la o.
(II)
Impío
«¡No vale!
Yo no creo»
Orlando Urdaneta
Ermitaño de los sentimientos,
preso de dudas incipientes
pero libre de las que mienten,
aventajadas de lo real, lo cierto.
Admirador de curvas y lindas caras
con ideas claras coincidentes
expresadas en actos conscientes
y actitudes a medir con varas.
Apegado a lo tradicional y clásico,
con valores, principios y creencias,
atento al avance de las ciencias,
a veces ácido pero con PH básico.
¿Engreído? Razones hay de sobra.
¿Creído? Mentir es falsa modestia.
¿Delicado? Caballero nunca bestia.
¿Obstinado? Incluso de mi sombra.
De mí, leo y escucho buenas cosas
y las tomo como el mejor cumplido,
las malas como el mayor incentivo
para entregar sin espinas las rosas.
Las flores que en jardines sembré
otros riegan gustosamente hoy;
muy feliz por todos ellos estoy,
ese siempre fue mi real interés.
Por aquello de dar más para recibir,
de perdonar y poner la otra mejilla,
de dar al necesitado techo y comida
quizás me ha tocado el "buen vivir".
Sin tener una imagen venerada,
la necesidad de una confesión,
apoyado en mi religión
y lejos de curiosas miradas.
Con kilos de paciencia y reflexión,
el criterio objetivo de un tercero,
con más afirmaciones y menos peros
hago uso de mi derecho a petición.
Reclamo todo lo que me toca,
lo que desde años me han negado
y no me vean como un descarado
porque ahora digo lo que me provoca.
Y si nada obtengo no diré ni pío
para que no critiques ni te alegres,
ni mucho menos para que celebres,
que de hoy en adelante me declaro impío.
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