11/29/2016

Nuevas publicaciones 29/11/2016 (I) "¿A qué precio?" y (II) "La idiotez"


(I)


¿A qué precio?



Esa idea siempre presente  

de que nos guste todo o algo,

y al tenerlo sabes que se siente

como la tranquilidad de un lago.


Poco o mucho a vista del producto 

le apostamos a la etiqueta

pagamos y nos damos ese gusto

para seguir y vivir la fiesta.


¡Ajá! ¿Pero qué nos mueve?

¿La satisfacción de tener y lucir bien 

o de demostrar que sí se puede?

A fin de cuentas la idea es estar al cien.


Siempre y cuando no haya excesos

ni deudas con los más cercanos,

la idea es no perder los sesos

ni tener rencillas con los hermanos.


Ya perdí "amistades" por dinero 

por obrar de buena fe.

¿A qué precio sin ser sincero

pierdes la amistad de alguien fiel?





(II)



La idiotez



«Nunca discutas con un idiota, pues te bajará a su nivel y allí te ganará por experiencia» Mark Twain 


Así como admiré a la inteligencia 

llegué al deleite de su opuesto,

no por un asunto de decencia

sino de análisis y razonamiento.


Muy somero y desprolijo, claro está 

pues en la materia no soy experto,

pero le puedo 100 a 1 apostar

a que los resultados son ciertos.


Empecemos por el plano empírico

con los grupos de trabajo en clase

en donde nunca faltó el cínico 

que a costilla de otro ganó el pase.


Continúo mi "estudio" en la disco

donde el ebrio hace su aparición 

perdiendo por equis causa el quicio

y es para los presentes la diversión.


En mi recorrido voy al volante

y aparece el conductor impaciente

va haciendo todo mal al instante

e irritando al resto de la gente.


No olvidemos a los que hacen cola 

en el concierto, el súper, el banco,

se piensan que son quienes molan

y hacen uso de sus "encantos".


También está el que «nada moja 

pero todo empapa» en su actuar,

«esconde la mano y la piedra arroja»

y a otro cualquiera suele culpar.


Y está ese típico sabelotodo

que ya todo hizo, tuvo, probó, vio...

y vivió; sin reparo y con acomodo

se convierte en centro de atención.


Ahora agrupemos a todos estos

y llamémoslos tal y como es,

seamos totalmente honestos,

ejemplos perfectos de la idiotez.




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