9/06/2016

Nueva publicación 06/09/2016 "Tajante"


Tajante


«... inerte queda tu estampa, 
para tus tantos amigos 
un manantial de añoranzas».
Reynaldo Armas - La muerte de Rucio Moro


Se levanta
y de sus sueños hace un repaso,
siente el nudo en la garganta
y ve la gota que derrama el vaso.

Se para frente al espejo,
habla para sí, lo hace en voz baja,
camina hacia atrás y de lejos 
saca los fantasmas de su caja.

Toma lápiz, papel y borrador
y decide confesar en una nota
lo que ha salido de su interior
para superar la batalla, su derrota.

Empieza:

«Estas palabras aquí, sin pena,
son para ti y no para alguna otra,
no te vayas a agrandar pequeña,
siempre fuiste poni, nunca potra.

Bien mal te queda venir hoy
a inventar historias que nadie cree,
todos y tú saben cómo soy,
te saco las verdades que duelen.

Me comparas con tu conciencia
porque es bien claro lo que te digo,
siempre te pongo en evidencia;
más que una voz... soy tu castigo.

"Aún lo recuerdo...
cuánto lo extraño.
¿Cómo lo salvo? Sé que lo pierdo".
¡SOBERANO ESTE TU ENGAÑO!

Ese derecho que reclamas
sobre lo que perdiste está caduco,
escoge bien dónde te encaramas:
o en tus patines o en un bejuco.

Ten claro que ya es pasada
la experiencia que dices tuviste,
al parecer no aprendiste nada
pues a un gran hombre perdiste».

Tajante,
detiene la escritura.
Cruza el umbral su nuevo amante.
Superada la coyuntura.




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