4/19/2016

Nuevas publicaciones 19/04/2016 (I) "De letras... a palabras extintas" y (II) "A priori"


(I)


De letras... a palabras extintas


De letras en frases escritas
a hechos fehacientes de acciones
con las que uno se alegra o se irrita
por el cambio súbito de emociones.

De las ganas de escuchar, sentir y mirar,
hay una marcada diferencia 
a los deseos de oír, ver y tocar
si se les analiza con alta agudeza.

Los primeros son someros, intrascendentes,
viscerales, ciegos desde el origen,
los segundos son los que se sienten
cuando el amor innato se erige.

Como el que come con los ojos,
como el que todo tiene y quiere más
como el que pone su barba en remojo
cuando la del vecino ardiendo está.

Para unos son idénticos, iguales,
otros los ven de manera despectiva
sin sus puntos de vista respetarles
cuando no coinciden sus perspectivas.

No son pocas las excepciones
de las marcadas diferencias
existentes en las relaciones
que se rompen con frecuencia.

No hay salida, no hay reparo,
ya no puede haber tutía,
sería un colosal descaro
mendigar un tanto de empatía.

Pues el sentido común es ya
el menos común de los sentidos,
los oprimidos de hoy serán
en un futuro los resentidos.

Subjetivos sentimientos 
enjuiciados con razón,
entra el discernimiento
a juzgar por obligación.

Difícil será superar los escollos
mientras la buena intención no exista;
ayuda, colaboración, apoyo,
serán palabras extintas.




(II)


A priori 


Silencio como unidad de tiempo,
lágrimas de alegría infinita,
mil latidos por hora en descontento,
coraza que el más fuerte necesita.

Paz de una guerra avisada,
muerte del pez mudo,
mentira de una historia no contada,
luz del rincón más oscuro.

Sueño del insomne,
culpabilidad del inocente,
apellido del sin nombre,
la equivocación del cliente.

Oraciones del ateo,
la quinta pata del perro,
bonita suerte la del feo,
loma del este, del oeste cerro.

Bienvenida del adiós,
caída del alzado,
indivisibilidad del dos,
recuerdo del olvidado.

Ladrón que roba a ladrón 
tiene cien años de perdón,
aunque por su condición,
juzgado, termina en prisión.

Así que a priori no emita
opinión de lo que oye o ve,
que ni Dios se lo permita,
siempre se equivocará usted.




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