Principio
De no ser por la certeza
del silencio en respuesta
a mi humilde propuesta,
no existiera diferencia
en decirte sin sorpresas
lo que hace tu presencia,
lo que pasa en tu carencia,
lo que mi mente piensa,
pero actúo a conciencia.
Con la sutil insistencia,
la más febril impaciencia,
bien conocida por la ciencia;
no es la común demencia
sino la simple consecuencia
de tu ingrata indiferencia,
que recibo como sentencia,
sin derecho a mi defensa,
sin testigos de referencia,
sin juzgarme y sin clemencia
la condena más extensa;
y amén de mi sapiencia
o por ajena experiencia,
sé cuál es la tendencia
de mi actual controversia;
me alejaré con cadencia,
sin dejar en ti incidencia,
aceptando tu ausencia
yo, un desdichado en potencia.
Avanzaré con firmeza,
atravesando la maleza,
surcando la naturaleza,
mantendré mi nobleza
de los pies a la cabeza.
Lo ligero también pesa,
todo lo que se va regresa
y así como termina... empieza.
Fin
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