(I)
Un poquito de tu olor
De las pocas cosas que te pedí
la más importante fue que me sorprendieras,
pero mira... sigo aquí
esperando con fe que sí me cumplieras.
No te pedí la vida,
tampoco dinero ni nada material,
solo un gesto, un detalle que coincida
con maneras de hacerme sentir especial.
Al menos uno
o una de las tantas opciones,
de tratarme como a ninguno
entre cientos, miles, millones.
Si lo olvidaste porque te dio “ladilla”
no me queda nada por hacer,
pero tengo una solución bien sencilla
si te pasó sin intención, sin querer.
Te invito a leer “Sorpréndeme” en el blog,
ubícala en las entradas de diciembre del 2013,
te tomará un minuto, o quizás dos,
será mucho más fácil de lo que parece.
Y ojalá tomes esta vez
la iniciativa de hacer algo por mí
que abandoné mi bien marcada timidez
por poner lo más cerca de ti a mi nariz.
(II)
A por ti
Me ha tocado adivinar,
a buscar entre una multitud,
he decidido el reto aceptar
para saber quién eres tú.
No es una tarea complicada,
al menos no para mí.
Partiré desde cero, de la nada,
para llegar hasta ti.
Pero debo dejar bien claro antes
que quizás me equivoque en el proceso,
que en mi teoría del descarte
en vez de ir en “drive” parta en retroceso.
Puede que termine en el punto de partida
y que no llegue a dar “pie con bola”,
que continúes desaparecida,
en la misma espera, triste y sola.
Así que tantas veces como lo intente
empezaré optimista y con entusiasmo,
con talante ganador y consciente
de que al fin vamos a encontrarnos.
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