Sobras
«Tonto el que no entienda,
cuenta una leyenda...»
Mecano - Hijo de la luna
La duda como temor
la piel la reconoce
como el simple estupor
de sentirlo con un roce.
Cada parte de él tiembla,
cada poro, cada célula se enerva,
caminante ciego en la niebla
que alguien acecha, lo observa.
Se escabulle con gracia,
usando maromas aprendidas
como palabras de verbigracia
lo son para una vida pérdida.
Aun sabiéndose perdedor
últimas patadas de ahogado lanza,
cual grito funesto de cantor
en dominical alabanza.
Queriendo justificar los medios
fue descuidando el triste fin
que con ignorado tedio
formó parte de su cambiado perfil.
Y entonces desiste
al ver que no dio resultado,
que el declarado muerto existe,
que el fantasma se ha manifestado.
La sombra de quien pudo ser va
de la mano del anónimo verdugo,
la parca ha sumado uno más
de los buenos, hoy un tarugo.
De lejos le ve pasar
y el cuerpo siente lo mismo,
nada de sí podrá cambiar
en un mundo lleno de eufemismos.
De cerca, en añoranza,
el sol no le dibuja sombra,
el espejo no muestra semejanzas
ni resquicios de sus sobras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario