El juez
«Es tarde,
ya me voy...»
"Ismael Rivera - Mi negrita me espera"
La pregunta formulada
vino en forma de acertijo,
perfecto, indirecto, prolijo,
característico de sus jugadas.
El cielo abrió sus puertas
y a la par el infierno presto
cedió uno de sus tantos puestos
para quien buscaba una respuesta.
Simple humano al fin
nunca podía ver la piedra,
siempre aprende quien yerra
en su avance fugaz sobre el patín,
quizás por la comodidad
y dar las cosas por sentado
sin haber al detalle estudiado
tantos ejemplos de mediocridad.
Otras voces hacían eco
pero más fuerte era la suya,
cada hilo de la delgada cabuya
rompía muy lento en golpe seco.
Entre uno y otro intento
casi, casi, convino en aceptar
que ya no daba más en apostar
a este como un nuevo desacierto.
Entre líneas captaba
palabras y significados,
el acertijo casi descifrado
de a poco su paciencia agotaba.
El que se cansa pierde
y quien no arriesga no gana,
pero llegó la anhelada mañana
al encontrar a la abertura un cierre,
la aguja en el pajar,
la que faltaba, la pieza,
parte exacta del rompecabezas,
de la estructura la piedra angular.
Pero el maestro tiempo habló
y su voz retumbó en estruendo:
—Es tarde, vámonos despidiendo.
Tu estadía aquí, tu existencia... ¡expiró!
Uno y otro se pelearon
por recibir a la noble alma
que jamás pudo hallar calma
entre tantos que lo vilipendiaron.
Hoy en el purgatorio
es el juez de las causas,
tanto reales como falsas,
de todo lo público y notorio.
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