El marcador
Punto para ti
que tomaste manos ardiendo
y les pusiste vendajes y curas
sanando las quemaduras
de quien entonces estaba sufriendo.
Punto para mí
que me dejé llevar incauto
creyendo en ti a ojos cerrados
sin conocer de tu pasado
ya perdonándote por tus actos.
Punto para ti
que en ningún momento jugaste
a los policías y ladrones
abusando de las confusiones
que atravesaba cuando me hallaste.
Punto para mí
que entre delirios y arrebatos,
por las reminiscencias del ayer,
a tu lado nunca volví a caer
y valoré la nobleza de tus actos.
Punto para ti
que más allá de los prejuicios
y las habladurías de terceros
me viste como un ser sincero
y me alejaste del precipicio.
Punto para ti
que de mis verdes recogiste maduras
mucho antes de lo que pensaste
y con honor y gloria lograste
sacarle rayo de luz a mi alma oscura.
Punto para mí
que de ti fui un simple reflejo
ante Dios y cualquier otra cosa
como el rocío en pétalos de rosa
lucimos de pie frente al espejo.
Empatado el marcador
nadie cargará con la derrota
y si un punto más se anota
siempre resultará el mismo ganador...
punto para dos.
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