3/17/2015

Nuevas publicaciones 17/03/2015 (I) "A cien" y (II) "A ciegas"



(I)


"A cien"


"Pronto llegará
el día de mi suerte,
sé que antes de mi muerte
seguro que mi suerte cambiará"

Willie Colón feat. Héctor Lavoe - El día de mi suerte


El billete de lotería 
no conoce al ganador
sino hasta que la alegría 
inunda a su portador.

Azar, fortuna, suerte, bendición...
¿se compra, se busca o se espera?
Se logra con mucha dedicación
y no de alguna otra manera.

Día a día, paso a paso,
poco a poco, sin prisa
pero sin darle retraso
y manteniendo una sonrisa.

Mente clara en la meta,
precisando el objetivo,
sorteando lo que la vida reta
y estando siempre activo.

Y verás cómo todo podrás tener
honradamente como Dios manda,
con la frente en alto sin temer
a los que haciendo el mal andan.

Bienes materiales y posesiones,
metas espirituales y personales,
siempre escalando posiciones
sin dañar a amigos ni a rivales.

Haciendo el bien sin mirar a quien,
evitando la envidia y la codicia,
si te ayuda uno, ayuda tú a cien
y practica la equidad sin avaricia.





(II)


"A ciegas"


"Qué triste preocupación
la del que está ocupado
que venga un desocupado
a darle conversación". Anónimo 


La mirada giran a un norte ficticio, se fijan dos en el espejismo de un inhóspito paraje circunstancial.

Escudos oscuros que desentonan con la luna, cubren las ventanas de dos almas arrebatadas al casto reino de los cielos, mientras un arsenal se repliega a contra viento y una energía prístina brota en perfecta armonía desde sus todos chacras con ánimos de provocar la pugna entre un hoy y un nunca.

Una luz blanca, causada por el arte de dos alquimistas, brota desde el zenit a todo lo ancho y largo de las finas vestiduras vestigiales; como una indómita cascada, va cubriendo armónicamente la geografía calcada de las más perfectas formas geométricas percibidas por la razón de mentes brillantemente obtusas.

La suave pero constante brisa perturba la tensa atmósfera de un pequeño planeta de tres metros de diámetro que se achica hasta convertirlo en un paraíso terrenal de tiempos de la creación divina con la ausencia de un frondoso manzano.

Las velocidades se suman hasta que se anulan las expectativas de dos completos desconocidos que dejan "a ciegas" un vil concepto de correspondencia por obra y gracia de la causa y el efecto por defecto.



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