5/20/2014

Nueva publicación 20/05/2014 "Errores"


"Errores"

Simplemente eso fueron... ¡errores!

¡Míos! Porque debo partir aceptando la responsabilidad de haberlos cometido y perdonado, tanto tarde como temprano, amén de que Dios convierte al tiempo en una variable justa, precisa, exacta, perfecta, para los que en él creemos.

Palabra clave: perdón.

¡Nuestros! Más por haber sido consciente de que cometerías cada uno de ellos que por haberte librado de tu dosis de responsabilidad; los hago de ambos porque es de humanos equivocarse en perjuicio propio, pero cuando es de dos resulta ilógico pensar en responsabilidades individuales.

Palabra clave: equivocación.

¡Tuyos! Porque la voluntad de actuar erróneamente es un hecho concienzudo que implica discernimiento entre el bien y el mal, en donde, después de lo acontecido, las palabras "actué sin pensar", "es mi culpa", "perdón", "lo siento", "fue sin querer", "te entiendo", "disculpa", "lo acepto", encajarían a la perfección, pero es triste y lamentable que no las sepas pronunciar.

Palabra clave: orgullo.

¡Ajenos! Y cuando "(...) Jesús se incorporó y les dijo: — Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra"*, no salió ninguno. Entonces fue tarde para darnos cuenta de que terceros hicieron mella en un par perfectamente formado, que cayeron en manos de escorias, buscadores de prístinos amantes impolutos que caminaban de la mano a ciegas entre valle de lobos. Las palabras necias fueron regla para nuestros oídos sordos.

Palabra clave: ingenuidad.

Hoy pido con ingenuidad... perdón,
dejo a tu cargo tu conciencia, tu orgullo,
reconozco mi equivocación,
fue mi gran error, no el tuyo.




*Juan 8:7.

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