2/18/2014

Nueva publicación 18/02/2014 "Y fue entonces"

"Y fue entonces"

Tamaño desafío el de entender que "nada" es mejor que "algo", cuando nos ahoga el desespero engendrado en soledad.

Vamos con "ojo avizor," detallando microscópicamente el mínimo capricho visual de cuánto "gato por liebre" se nos cruza en el paso a paso, en el día a día. Fantaseamos a nivel de cuentos, de fábulas, de mitos, de leyendas; un amor, un noviazgo, un querer, una pasión, una relación de "hoy o nunca". En segundos, volamos a destinos insospechados con alas que nos pintamos en colores endebles, para que en una sola milésima, se acerque "Cupido" y con su certero flechazo, nos baje de sopetón al piso de la realidad.

"O todo... o nada". Amor parido en intentos imperfectos entre completos desconocidos.

Confiando en lo vimos, creyendo en lo que sentimos, anhelando lo que soñamos, descartando lo que escuchamos. Porque "ojos que no ven, corazón que no siente". Porque seguimos creyendo hasta volvernos "creyón". Porque "soñar no cuesta nada". Porque "a palabras necias, oídos sordos". Nos vamos más allá del ahí, del nosotros, del "qué dirán", haciendo pasar el cubo por la esfera en nuestro juego de figuras geométricas, transformando sentimientos en apariencias, necesidades en intereses, realidades en mentiras. Tomamos LO QUE NOS PERTENECE y LO ENTREGAMOS a un "x", al mejor postor, al "peor es nada". Y cuando el daño está hecho, cuando empieza "el joropo", cuando empezamos a pagar con creces "el efecto mariposa", se nos viene a la mente... "el episodio inconcluso".*

Duda carnívora de almas gemelas jamás revelada por insulsos cobardes fieles del "hasta que la muerte los separe".

*"El episodio inconcluso".

Su mirada, su olor, su apariencia, su voz, su piel, sus besos, sus atenciones, su inteligencia, su forma de ser, su andar, su aliento, sus modales, su forma de hacer el amor, su andar, su buena vibra, su carácter... Recordamos lo que nos gustó, eso que siempre nos hacía temblar, lo que nos sedujo y nos llevó hasta más allá de lo permisible; pero olvidamos por qué quedo así, por qué terminó, por qué no seguimos juntos, por qué no seguimos esto hasta el final, hasta hoy. En la nueva soledad de nuestra cama, le comentamos a la almohada esas interrogantes entre profundos suspiros...

Y fue entonces cuando entendimos que "algo" siempre fue, es y será peor que "nada".




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