(I)
Entre las nubes
Nunca imaginé que la ficción
unida a un ápice de razón
brillasen en conjunción
esbozando un retrato a la perfección.
Ningún ejemplar humano
ubicado en este plano,
bien sabido de antemano,
está en lo más mínimo a ti cercano.
Nadie pudo, puede ni podrá
usarte para hacer el mal.
Bondad y amor al cien. Eres real
ejemplo de la mujer ideal.
No me queda sino agradecerte
una vez más por estar presente.
Brillas como rayo de sol, incandescente,
entre las nubes reales y las de mi mente.
(II)
8:58 p.m.
La memoria no colabora
si se trata de recordar
el pasado de hace una hora
o del minuto que ha de pasar.
Mi retención es selectiva
o la causa de tu efecto,
como una sustancia adictiva,
mi problema, mi defecto.
No confío en mis recuerdos cercanos
y tú tampoco deberías confiar en mí
después de los tantos esfuerzos en vano
que estando a solas te prometí.
Pero ya sé lo que me pasa,
todo es producto de mi idiotez.
Rompo hoy para ti mi coraza
y me declaro con sensatez.
Que mi propósito es evidente,
mi única meta, mi objetivo,
sin importar “el qué dirán” de la gente,
hacerte saber que para ti vivo.
Que tú ya hiciste tu parte
y en nada te puedo objetar.
No puedo seguir siendo el de antes,
Ya es hora de corregirlo todo y cambiar.
Que anhelo quitarle espacios a tus dudas
y rellenarlos con mi presencia,
en los días claros y las noches oscuras,
estar en cuerpo, en espíritu, en esencia.
De eso se trata, es mi deber, es mi labor,
es mi tarea. Y sí, es cierto, tienes razón.
Por todo lo malo, discúlpame amor.
Trabajaré en eso. Voy a ti, voy a los dos.
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