(I)
Bisiesto
—Vengo del futuro
y voy a hablarte de él.
Simple, claro y sin apuro,
lo que quieras saber te lo diré.
—¿Hay carros voladores?
—¡Sí los hay¡ ¡Por supuesto!
Eléctricos, con minipropulsores
de altísimo rendimiento.
—¿El cáncer ya tendrá cura?
—Quisiera responder que sí,
pero ese mal aún perdura
y también te afectará a ti.
—¿CÓMO ME DICES ESO?
—Te advertí de mi claridad.
Recuerda pagaste el precio
por “matar” tu curiosidad.
—¿Sanaré? ¿Voy a morir?
—¿En realidad seguirás?
Te recomiendo no seguir
preguntándome algo más.
—He pagado y quiero saber,
todo lo malo y lo bueno,
todo lo que ha suceder,
todo lo propio y lo ajeno.
—Está bien, voy cumplir,
pero conste que te advertí
que lo dejases hasta aquí
sin la necesidad de sufrir.
—¿Sufrir? ¿Pasaré por sufrimientos?
—Como cualquier ser humano.
Tendrás buenos y malos momentos,
solo y acompañado.
—¿Tendré familia? ¿Me casaré?
—Tendrás esposa, hijos y nietos
que los perderás también
a todos en un único momento.
—¿A TODOS A LA VEZ?
¡NO PUEDE SER POSIBLE!
ESTARÉ VIEJO, SOLO Y ME ENFERMARÉ.
¡QUÉ DESTINO TAN TERRIBLE!
Corazón a mil como locomotora.
Se sacude, pero no cae en cuenta.
Despertó con la alarma y vio la hora,
3:00 AM. Febrero 29 del 2060.
(II)
Como Pilato
Qué temor a lo desconocido,
a lo nuevo, a lo prohibido,
a lo que tanto nos advirtieron no hacer
y míranos ahora en este incierto proceder.
La parte de buen criterio, sano juicio y raciocinio
dejamos nos cegara por mucho e hiciera dominio,
pero despertamos a tiempo y nos libramos
de ataduras y cánones sociales que nos fijamos.
Eliminamos una barrera negociada,
una frontera, un límite, una parada.
Hoy transitamos libremente a nuestras anchas
y emprendimos sin mirar a los lados la marcha.
Sublime, etéreo, inhóspito, tangible, alarmante,
sereno, eterno, infinito, trepidante, alucinante,
un camino que nunca aburre a nuestras almas
unidas para entre tanto caos encontrar calma.
Queda mucho por aprender de lo terrenal,
de lo mundano, de lo pagano, de lo visceral,
de todo lo que nos aleja y a la vez nos acerca,
de lo que está adentro y afuera de la cerca.
No importan el qué dirán ni los reproches,
del chismoso del día o de la bruja de noche,
quién ensucia o quién rompe los platos
mientras, nos lavamos las manos como Pilato.
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