Reality I
Empezamos por el final
una historia nunca antes vista.
Escribieron el libreto desde atrás
y nos hicimos los protagonistas.
Cada quien en su rol,
interpretando a la perfección su papel,
metidos de lleno en el guion
representando lo ofrecido en el cartel.
Sin castings, sin ensayos,
sin elenco de reparto ni productor.
Sin repeticiones varias por los fallos
ni improvisadas escenas por el director.
Todo natural, sin patrones,
desarrollamos a plenitud la trama:
alegrías, tristezas, conmoción, confusiones,
ternura, reflexión, mucho sexo y poco drama.
No era ficción, tampoco fue real,
un escenario de otro “reality”, un invento.
Para sus ojos uno más, para mí el ideal,
dos sujetos formando parte del experimento.
Ha desaparecido de tu memoria,
la has borrado de tu mente,
aquella hermosa historia
que escribiste desde el 27.
No han pasado tres meses
y ya sufres de amnesia selectiva,
esa que en ocasiones desaparece
para dirigir hacia mí tu ofensiva.
Y yo sigo tu juego,
bajo mi guardia y reculo,
mientras tú, colmado de ego,
me tratas con premeditado yugo.
Y quizás esperas una respuesta,
o mejor que tome una decisión
que no tenga que ver con la apuesta
que perdiste con antelación.
Infortunadamente,
más de ahí no pasará.
En mi alma, cuerpo y mente
la paz siempre reinará.
Y también estará en ti, seguramente,
pero una vez que hayas decidido
dejar atrás definitivamente
los lazos que te mantienen sometido.
Pues de eso trataba el cuento,
de liberarte y viajar ligero,
de relajar el cuerpo cada momento
estando juntos sin desespero.
¿Lo extrañaremos? Religiosamente.
¿Lo disfrutamos? A tu manera.
¿Lo olvidaremos? Difícilmente.
¿Lo repetiremos? Quizás tú quieras… pero yo no.
P.D.
No me debes nada,
ya me pagaste completo.
Por ti salí coronada.
Gané el “reality” y sin libreto.
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