(I)
"Di, Di, Di, Wai"
Yo pude haber cometido
los errores que tú cometiste.
También pude haber perdido
las oportunidades que nunca tuviste.
Pero eso no pasó,
fue todo lo contrario.
Gracias al Todopoderoso, a mi Dios,
tuve un ejemplo único y extraordinario.
Y quién más, sino tú, Padre adorado,
el mejor de todos de los mejores,
a quien siempre he admirado
a pesar de todos tus bemoles.
No nací a tu imagen y semejanza,
aunque digan que somos idénticos,
tengo tu gigantesca nariz, pero no la panza,
y como tú soy necio, trabajador y auténtico.
Pudiera enumerar todas tus virtudes
y atribuirme como propias varias de ellas
porque fuiste el modelo que tuve
para querer brillar como tú, mi estrella.
Hoy que no pude tenerte cerca,
sino por esa llamada de casi una hora,
no se me impide que mi amor por ti crezca
como lo hacen en el mar picado las olas.
Para ti, amado, admirado, respetado, idolatrado,
extrañado, recordado, nunca olvidado,
dueño de mi vida, de mi corazón,
de mis sentimientos, de mi razón...
¡FELIZ CUMPLEAÑOS!
(II)
De dónde vengo
¿Cuántas puertas tocaré
hasta la que la correcta se abra?
A ciencia cierta, yo no lo sé,
pero sé que pasará. Tienes mi palabra.
Y tú preguntarás: —¿Por qué estás tan seguro?
La respuesta es sencilla, concreta, exacta.
Voy de la mano de Dios en camino oscuro
y con su eterna compañía me basta.
No preciso de gurús ni guías,
menos de charlatanes ni carroñeros.
Me cubre el manto de la Virgen María,
cuando el camino es turbio y "culebrero".
Tampoco quiero llevar la carga a cuestas
de aquellos que no quieren llevar la suya.
El Espíritu Santo me levanta y me acuesta
para que mi sueño no lo afecte la bulla.
Qué más puedo pedir,
si con ellos todo lo tengo.
Y tú vive a full, pero deja vivir,
y quizás cuando vayas, veas de dónde vengo.
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