(I)
"Ahí te mojas"
Promesas, compromisos, pactos,
acuerdos, juramentos, tratos...
¿Quién no los hizo? ¿Quién los cumplió?
Él, obviamente, pero ella ya lo olvidó.
Entonces se dedicó a vivir el tiempo,
no los días, no las tardes, no las noches,
sino los instantes, los momentos,
sola, con algo, con alguien, sin reproches.
Dejó a un lado las críticas, los prejuicios,
las malas lenguas, las primeras impresiones,
se armó de paciencia sin salirse de quicio
y mantuvo el control en todas las situaciones.
De vez en cuando, de cuando en vez,
algo de nostalgia y añoranza de lo vivido,
pero sin dejarse llevar por la insensatez
de juzgar al presente por un pasado fallido.
Frente en alto, sonrisa eterna, cabeza fría,
yendo a la par de lo acontecido,
mientras oportunidades iban y venían
la fortuna del amor de nuevo le ha sonreído.
Otra vez promesas, compromisos, pactos,
nuevos acuerdos, juramentos, tratos...
ahora es otro quien se sonroja,
ella está seca y él ahí se moja.
(II)
"Sintonía"
No sé qué nombre darle
a este poema con sentido,
y lo escribo solo para expresarle
algo de mí que ella nunca ha sabido.
Día uno de una historia sin final
porque al parecer su sueño será eterno
y no es su culpa no poder cristalizar
el quizás más grande de sus anhelos.
De una necesidad
a una sensación indescriptible.
De una noche nada más
a un momento irrepetible.
La necesidad de que estuviera
fue la causalidad de su presencia
sin ningún vínculo que nos uniera
hasta que pareciera coincidencia.
No debía
y se arriesgó, muy a su pesar.
No sé si llamarlo valentía,
ganas, deseo o necesidad.
Y mira hasta donde nos trajo
un río sin caudal,
aguas abajo con el trabajo
de contra a la corriente nadar.
Solo puedo decir a mi favor
que nunca le di esperanzas,
lamentable situación
para quien de insistir nunca se cansa.
Lo bueno es que ha crecido,
muchísimo, desde entonces a hoy día,
y un bonito sentimiento, quizás adormecido,
es lo que mantiene la sintonía.
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