(I)
Mande
Montuna y carente de estilo
andaba cual potra desbocada
no se dejaba manejar por nadie,
del diablo era la abogada,
empoderada cual "Venus de Milo".
Más hoy, una nueva historia escribe
a medida que supera sus dudas,
no la detiene un traspié nunca,
de nadie esperaría ayuda
en el ritmo que con vara la midan.
Medita y su pasado encuentra,
aprovecha la soledad del duelo,
niega la entrada a lo negativo,
descansa en memoria a su abuelo.
Ella lo amó y de su amor la muestra.
Mataría por un encuentro,
anhelado desde ese último día,
negado por tantas noches
de tristezas y de alegrías
en las que quiso lanzarse al metro.
Mucho el dolor puede y se encarne
al tiempo quiera y pase al desdén,
no le será algo nuevo
de su vida superado y amén
el destino sea el que le mande.
(II)
Cuando elegiste
Haz eso de nuevo.
¡Hazlo! Por favor.
Deshazte un segundo de tu ego
y dale entrada al calor...
de mi mano;
de mi mano que fue nuestra
como el lodo del pantano
uno y otro consecuencias...
como nosotros;
nosotros que tanto nos quisimos
hasta olvidar los monstruos
que juntos construimos...
como un juego;
juego que nos tomó por sorpresa
que nos pidió un único hasta luego
sin tener la certeza...
de volver;
volver y olvidar que estabas triste
lo suficiente para hacerme saber
mi destino final cuando elegiste.
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