"Ojos que no ven
corazón que no siente"
palabras funestas
del vulgar indecente
que piensa en sí mismo
y no en la doliente
cuando su amor fallece
por pecar de inocente.
Los juramentos nocturnos
e infantiles promesas
se rompen en sábanas
con champaña y fresas
donde su vil amado
solo en sexo piensa
y no en el daño que causa
por no usar la cabeza.
Se marchan unidas
el futuro y la confianza
en una hermosa persona
que no concibe esperanza
de encontrar nuevamente
equilibrio en la balanza
para retomar su camino
y de andar en él se cansa.
Decir adiós al mundo
encuentra como opción
despedirse sin palabras,
sin cantar una canción,
deja atrás su historia
de amor y pasión
enterrando una daga
en su marchito corazón.
El silencio reina
en un mundo de ironía
donde todos pensaban
que la felicidad existía
y veían con recelo
lo que ellos tenían
la relación perfecta,
un mundo de fantasía.
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