“Sunroof”
Ahí estaba yo, con ella,
ilusionado, viendo las estrellas;
solo eso, pero a la vez recordando
que los minutos, sin avisar, iban pasando.
Ya sabía la duración, el tiempo,
de ese único e irrepetible momento,
entonces decidí bajar la mirada
hasta encontrarme con la suya como si nada.
Y la sonrisa más genuina salió de los dos,
tan natural que la canción de fondo paró.
El magnetismo hizo gala y nos acercamos
reduciendo distancias hasta que nos besamos.
El primero de quién sabe cuántos más
pues nunca llevé la cuenta al empezar.
Recuerdo eso… eso y un par de detalles
que atesoraré mientras mi memoria no falle.
Se terminó la magia y llegó la hora,
momento de soltar las manos sin demoras.
Un abrazo de despedida que duró poco
y la misión de poner de vuelta el “quemacocos”.
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