Directo
En vivo, sin dilación,
frente a frente la comunicación,
rompí el silencio de la conversación
con mi estruendosa confesión.
No me fui por las ramas,
no me desvíe por las tangentes,
no lo merecía por ser la dama
que me eligió entre tanta gente.
La engañé.
Le fui infiel injustamente.
Ni en el antes ni en el después pensé,
la tentación irrumpió en mi mente.
Debía serle honesto,
por más dolorosa que fuese la verdad.
No hicieron falta los detalles del cuento
para hacerla derrumbarse y llorar.
Los años los reduje a minutos
y su corazón pulvericé a mansalva.
Un amor acendrado en luto.
Noche oscura en plena alba.
En el aire se desvaneció
aquella figura perfecta de carne y hueso.
Penitencia para mí te pido, Dios,
y mucha fuerza para ella en mis rezos.
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