"Todo tiene su final, nada dura para siempre". Héctor Lavoe
Tu camino y el mío se cruzaron, por una indescifrable razón. Los aplausos mudos de celebración y regocijo, cubrieron nuestro entorno en sutil magia de colores, sabores, texturas, aromas y sonidos. Volamos en un instante al glorioso pasado, vivimos la realidad del crudo y agrio presente y hasta nos permitimos soñar un brillante y prometedor futuro.
Es increíble que en un año, hayamos hecho tanto con tan escaso, pero no menos valioso recurso: la palabra escrita.
Es digno de ti, y de mí, haber alcanzado e incluso superado las no siempre bienvenidas expectativas. Un año más que nos permitió tenernos cerca, hacernos íntimos en un cerrado círculo vicioso de placer; el tuyo de leer y el mío de escribir.
A ti amigo, a ti desconocido, a ti fiel lector, a ti nuevo seguidor, a ti familia, a ti admirado y respetado espectador de mis escritos, te dedico estas humildes palabras de agradecimiento, por ser motivo y razón de mi fiel compromiso a dar más, a no desear menos para ti. Gracias, mil gracias por esperar pacientemente cada martes y unirte a esta hermosa travesía.
Feliz fin de año y que el 2015 nos siga dando buena salud para tener de qué escribir y de qué leer.